jueves, 28 de mayo de 2015

La fuerza de mis días.

Un nuevo amanecer observaba desde mi balcón, embelesada como cada día por ese acontecimiento. Verlo me daba esperanzas de que sería un buen día, que hoy me tocaría ser feliz.

Claro esta que no siempre le acertaba, pero tener una ilusión al despertar era mejor que vivir inundada en lágrimas.

Y es así como esto se convirtió en un ritual, donde el sol me daba paz y tranquilidad, porque si él podía volver a salir cada día sin importar qué, yo también lo lograría.

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